Articulo publicado inicialmente en Las Dos Orillas)
https://www.las2orillas.co/cuando-carlos-lehder-quiso-traer-a-los-rolling-stones-a-armenia/
Cuando Lehder entendió que debía tener alternativas a su paraíso de
tráfico de drogas en Bahamas y regresar a su natal Armenia, con su personalidad
grandilocuente antes de volver le ofreció al gobernador del Quindío Mario Gómez Ramírez, la donación de una
avioneta Piper a nombre de la empresa
Air Montes Co, que era un regalo
desproporcionado para la época que despertó sospechas y que era además un hábil
montaje para legalizar sutilmente el avión o incluso tener un gemelo disponible
para sus actividades ilícitas. El mensaje del ofrecimiento decía: “Señor Gobernador: AIR MONTES, CO LTD,
International Airplane Brokers (PO BOX N 4802) de Nassau – Bahamas, es una
empresa dedicada a la compra y venta de aviones internacionalmente. Entre
nuestras cláusulas están donar cierto valor en equipos cada año a comunidades
surgientes (sic) que estén limitadas por falta de transporte aéreo propio. Nos
complace comunicarle señor gobernador que en nuestra última junta directiva la
cual cubrió donaciones, la gobernación del Quindío ganó como beneficiario en la
adjudicación de una aeronave Piper Navajo modelo 1968, color blanco. La compañía
volará gustosamente al lugar de entrega”. Firmado:
Carlos Lehder Rivas. Representante legal de Air Montes. En pleno
proceso de donación Lehder regresó a
establecerse a la ciudad y para comenzar, reorganizó una empresa familiar que
se llamaba Cebú Quindío, como su
cuartel general y que llegó a ser el mayor empleador de la ciudad con 256
personas a su cargo; Cebú Quindío le
regaló un nuevo carro de bomberos a la ciudad y “comenzó el estudio de qué otras municipalidades lo necesitaban”; también
entregó una generosa donación a la asociación de periodistas de Armenia que
rebautizaron el salón de reuniones como Bahammas
[sic]. Lehder en sus
conversaciones expresaba ideas geniales y grandilocuentes: Quería una empresa
de aviación que a la vez fuera escuela de pilotos que tanta falta hacían en el
país y aerotaxis, que se llamaría Aeroespacial
Quindío. Comenzó también otro proyecto turístico en la hacienda Pisamal a orillas del Río La Vieja,
aprovechando los paisajes cafeteros; un adelanto de lo que sería en el futuro
esa zona para el turismo en Colombia con la llegada de los parques temáticos y
finalmente planeó un proyecto urbanístico llamado La Colonia, que debía cambiarle la cara a la ciudad; tendría
viviendas multifamiliares de diferentes estratos con la más alta tecnología,
con un sistema de bandas para despachar la comida a las casas que partirían de
una cocina central, un teatro tipo Broadway, canchas para todos los
deportes, rodeado por una muralla perimetral protegida por circuito cerrado de
televisión, lo que era un gran adelanto en seguridad; hubiera sido una auténtica ciudad del futuro
que tampoco se llevó a cabo porque su declive empezó antes de lo esperado. Al
poco tiempo comenzó la construcción de su Posada Alemana, semejante al
viejo hostal de su padre en Armenia; en un estilo alpino que costaría unos 3
millones de dólares; construyó treinta cabañas con bar y chimenea, alquería,
vinería, restaurante bávaro y zoológico. En diciembre de 1981, Lehder inauguró por fin su hotel;
inicialmente contrató 220 personas entre meseros, barman, cajeros, cocineros,
etc. Se hizo llevar en helicóptero hasta una caravana de Chevrolet Capric Classic oscuros, que llegaron en un orden perfecto
hasta donde se arremolinaban los curiosos que veían al exótico personaje como
una estrella de rock extranjera; el obispo de Pereira, Darío Castrillón Hoyos, (luego cardenal), impartió la bendición
oficial, porque Libardo Ramírez Gómez
el obispo de Armenia se negó; esa imagen
excéntrica de fiestas, lujos y desplazamientos en caravanas armadas, llevaron a
la pacata ciudad de Armenia, a estar patas arriba. La discoteca John Lennon, fue lo más
costoso y demorado del hotel; tenía fotografías del cantante en todas su épocas
y en la entrada un busto desnudo con una guitarra al pecho y un agujero de bala
en la espalda, del maestro antioqueño Rodrigo
Arenas Betancourt. La discoteca fue
escenario para el desfile permanente de invitados nacionales y extranjeros: Camilo
Sesto, Rafael Urraza, Helenita Vargas, Fausto y el ballet de Oscar Ochoa,
para mencionar algunos. Luego Lehder
pensó en traer a los Rolling Stones a
un fastuoso concierto gratuito en Armenia y durante meses planeó los detalles
del escenario y la amplificación, esperaba que el grupo se presentara por un
millón de dólares que hubiera gastado con gusto con tal de tenerlos tocando en La
Posada, pero nunca se concretó el negocio porque el mánager del grupo no aceptó
tan exótica propuesta, a pesar de que Lehder ya conocía a Wood el guitarrista de la banda, desde
Cayo Norman donde a menudo recibía famosos. Según la autobiografía de Ronnie Wood, Lehder
lo invitó en 1979, a él y al Beatle Ringo
Starr a pasar un fin de semana en Cayo Norman. Wood escribió que la experiencia, en la que los músicos recibieron
atenciones principescas, “terminó
convertido en un mal recuerdo”, o también, “intercambiábamos rayas por riff y golpecitos de tarjeta, por golpes de
batería”. Adicionalmente Wood
mencionó que lo de Ringo y él fue prácticamente un secuestro, fraguado
en una fiesta en París, donde supuestamente estaba presente Lehder y los conoció a ambos. Como
un sucedáneo a la negativa de los Rolling, cuando Lehder inauguró
una pista de motocross, luego de exhibiciones de motos y caballos, hizo traer
una tractomula que escondía un escenario para un conjunto de rock que tocó
hasta la madrugada; ese día se repartieron libremente cigarrillos de marihuana
entre los asistentes, fiel a sus principios de hierba libre, que siempre aplicó.
Referencias bibliográficas